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lunes, 16 de febrero de 2015

¿QUE PUEDE HACER LA FAMILIA ANTE LOS CELOS INFANTILES?



¿QUÉ SON LOS CELOS?

Los celos, son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido. En un sentido estricto, se entiende, como el sentimiento producido por el temor de que la persona amada prefiera a otra, frecuentemente, este sentimiento va acompañado de envidia.

CAUSAS DE LOS CELOS INFANTILES

Los celos infantiles pueden tener su origen en una o varias causas:
- Los privilegios que se otorgan a los hijos según el lugar que ocupan el al familia
- El momento evolutivo del hermano cuando aparece el hermanito “nuevo”.
- La preferencia de los padres ante un nuevo hijo de sexo diferente.
- Las características distintivas de los hermanos.
- La dependencia afectiva del hijo con uno de os cónyuges.
- El nivel de sensibilidad de los hijos.


 MANIFESTACIONES MÁS FRECUENTES

Los niños celosos pueden manifestar una o varias conductas de las expuestas a continuación:
- Signos de infelicidad y/o frustración: llanto, tristeza…
- Negativismo: responder con un NO a propuestas que antes aceptaba
- Cambios en el desarrollo del lenguaje: lenguaje infantilizado, tartamudeo.
- Escaso apetito.
- Sueño irregular.
- Cambio de estado de ánimo sin causa aparente.
- Manifestaciones de tipo orgánico (en casos extremos): vómito, mareo…
- Conductas desafiantes ante el padre, madre u otros familiares.

CÓMO PREVENIR LOS CELOS

- El clima familiar es muy importante, debe predominar el amor y la confianza.
- Propiciar afecto y compartir con los hijos todos los acontecimientos haciéndoles partícipes de proyectos comunes, ilusiones, valores de la propia familia, etc.
- Habituarles a compartir las responsabilidades diarias.
- Promover juegos donde tomen parte todos los miembros de la familia.
- Favorecer las tertulias y sobremesas donde se cementen anécdotas, historias familiares… y donde se dé la oportunidad de participar a todos los hijos.
- Enseñarles a pedir por favor, a dar las gracias y a pedir perdón.
- Propiciar una autoridad en la familia que por una parte proteja, oriente, ayude y estimule  y por otra parte que exige límites claros y adecuados.

 ¿QUÉ DEBEMOS EVITAR?

- Los gritos y las descalificaciones.
- Dedicar demasiada atención a los hermanos en presencia del niño celoso.
- Privilegios a unos hijos frente a otros.
- Manifestaciones de afectos que puedan ser vividas por el niño como un auténtico agravio comparativo.
- No manifestar, no siquiera de broma, las preferencias por este hijo o aquel.
- Comparaciones entre los diferentes hijos.
- Atenciones y recompensas al “chivato”.
- Comentarios de vecinos, amigos y familiares haciendo comparaciones sobre vuestros hijos.
- Que el hijo mayor deba asumir en todo momento la responsabilidad del cuidado del hijo menor.
- La competitividad entre los hermanos.
- Tomar en cuenta las conductas propias de edades evolutivas inferiores.

¿QUÉ DEBEMOS HACER?

- Observar aquellas manifestaciones espontáneas de los celos: envidia, comparaciones, burlas, críticas, agresividad… y corregirlas de inmediato sin darles excesiva importancia.
- Fomentar la cooperación entre hermanos en las tareas de la casa, recados…
- Tratar con afecto y atención frecuentes a tus hijos para que perciban que son queridos.
- Favorecer el juego con todos los hijos.
- Promover un clima de sosiego y tranquilidad en todos los momentos posibles.
- Adaptarnos a la forma de ser de cada niño, tratando a cada uno en función de sus necesidades y características...
- Analizar entre los adultos las posibles causas de los celos y las distintas soluciones.
- Explicar al niño que vale no por el cariño que vosotros le dais, sino por una serie de cualidades  y valores suyos propios.
- Hacerles sentirse queridos y apreciados mediante planes de excursiones, estando a su lado, participando en sus aficiones.
- Emplear todo el tiempo que sea preciso  para que su hijo entienda que no ha sido “desplazado” por su hermano, sino que ahora ocupa un lugar más importante por ser más responsable que el que ocupaba hasta el momento.
- Educar a los hijos en el control de sus emociones: aprender a soportar pequeñas frustraciones, alegrarse del éxito de los demás, enseñarles a aceptar sus dificultades con optimismo...
- Respetar la autoridad el padre y la madre y admitir los límites establecidos en la familia.
- Respetar el espacio de juego e intimidad de cada hijo.
- Estimular a los niños para que expresen los que sienten con libertad y puedan compartir tristezas y alegrías.

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